dilluns, 28 de juliol del 2008

Solidaridad catalana


Unidad y firmeza. Es lo que pido a todas las fuerzas vivas de Catalunya en relación a nuestras legítimas aspiraciones de tener una financiación más justa. Es más necesario que nunca que todos los partidos catalanistas se den la mano en un tema que es fundamental para el país. España ha de entender que lo que pedimos es posible y razonable. Si no, habrá un problema, y serio.
Sociedad civil, clases dirigentes, capas populares, todos a una. Hay un diagnóstico común sobre el principal mal que merma el potencial de crecimiento de Catalunya y sobre cuál es la solución al respecto. No pedimos privilegios. Pedimos la igualdad con otros territorios en el grado de bienestar de nuestros ciudadanos. Y creanme si les digo, con conocimiento de causa, que hay comunidades con programas sociales que los catalanes hoy no podemos financiar.
Y no es un problema de voluntad política. El actual gobierno de Catalunya tiene claro que lo prioritario es lo social. Pero hoy en día no nos llega el dinero para satisfacer todas las necesidades de nuestra población.
Yo no veo órdagos ni amenazas en los posicionamientos del president de la Generalitat. Si que veo la autoridad que otorga reclamar lo que es una necesidad flagrante. Haría bien el presidente Zapatero en tomarse muy en serio las propuestas de Catalunya. Lo advirtió Montilla en Madrid, si las justas demandas de Catalunya no son atendidas corremos el riesgo de la desafección de parte de la ciudadanía hacia el proyecto común de convivencia que es España. La inmensa mayoría de catalanes nos consideramos también españoles, pero me da la impresión de que hay en España más separadores que separatistas. No nos van amilanar los fuertes ladridos de una derecha que ni entiende ni quiere entender a Catalunya, ni los de parte de la izquierda española, que quiere disfrazar de solidaridad lo que en muchos casos es un privilegio adquirido gracias al esfuerzo de otros.