dijous, 31 de juliol del 2008

Yo y la música

Si algo tiene de bueno un blog es que puedes decir lo que quieres, cuando quieres y gratis. Y, encima, alguien te lee. Pues bien, querido amigo, hoy te voy a confesar mis gustos musicales. Una de mis tantas aficiones, que son muchas y variadas. Empecé joven en esto de la música. Con diez años ya me gustaba el rock’n’roll de Tequila. Tengo en casa el vinilo recopilatorio que ahora, con motivo de su gira de reencuentro, se ha vuelto a editar. Fue a los dieciseis cuando me compré y escuché “La mafia del baile” de Loquillo y Los Trogloditas. En ese momento descubrí quién iba a ser mi cantante y mi grupo preferido de rocanrol, que también es mi tipo de música favorita. Soy pues camisa vieja como seguidor del Loco. Ni que decir que me gusta todo lo que ha hecho y que lo escucho en cualquier ocasión. Todavía conservo, maltratada por el tiempo, la cinta de cassette de aquel elepé. Creo que he visto más de veinte veces en directo a L y T.
“Back in black”, de ACDC, fue mi iniciación en el mundo del heavy metal y el rock duro. Desgraciadamente, no conservo el original. En poco tiempo los Iron Maiden me ganaron para su causa. Para mi son la mejor banda de rock en inglés de la historia.
Mi pasión por el rock pasa también por el ska-punk de Kortatu (me acuerdo de muchas de sus canciones en castellano), que marcó a toda una generación, la mía. Hoy quizás algún juez de la Audiencia Nacional secuestraría sus discos por apología del terrorismo. Bien es cierto que Fermín Muguruza, pese a mantener su militancia “abertzale”, se ha desmarcado públicamente de la llamada lucha armada. Pero, ¡qué porras!, yo no juzgo a los músicos por su ideología. Me encantan Julio Iglesias y Raphael, aunque sean de derechas y alguno de ellos hasta filofranquista. Y no voy a dejar de escuchar y valorar a Wagner porque su arte formara parte del imaginario nazi. Kortatu y el rock radical vasco cautivaron a muchos jóvenes como yo. Y no puedo cerrar este capítulo sin mencionar a Cicatriz (que en paz descansen todos ellos) y su primer disco: “Inadaptados”. Es un vómito de punk como sólo los Sex Pistols o The Clash han podido hacer. Pura adrenalina. Droga inocua. Obra maestra.
La banda sonora de mi adolescencia pues está hecha de rocanrol en castellano. Si no me olvido a ninguno destacaría a Radio Futura, Barricada, Miguel Ríos, Los Suaves, Barón Rojo, Rosendo, Medina Azahara, Ramoncín (¡siempre Ramoncín!), El Último de la Fila y Héroes del Silencio. No descarto escribir una historia del rock ibérico. “Corre rocker” de Sabino Méndez es un libro fundamental para conocer que se cocía en ese mundillo en la década de los 80, gloriosa década la de los 80.
Incluyo entre mis gustos también el pop con personalidad de Nacha Pop (la de Nacho Vega es una de las voces más bonitas de la música española), Danza Invisible, El Chaval de la Peca (tan genial como inclasificable) Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Depeche Mode o Marc Parrot. Y no quisera dejarme en el tintero a gente como The Police (qué espléndido concierto suyo hace casi un año en Montjuich), Bryan Adams, Green Day, Metallica o Nirvana.
Pasada la barrera de los veinte años, comienzo a interesarme por otro tipo de música. Ópera, música clásica, flamenco y música latina forman parte ahora de mi ABC musical. Me aficioné al flamenco, como no, a través de Camarón, el más grande. Los gitanos saben bien por qué. Me atravería a decir que “La leyenda del tiempo” (basada en un texto de Federico García Lorca) es mi canción preferida. Muy cerca de “En el lago” de Triana, icono del llamado rock andaluz. El flamenco es patrimonio de España. Nuestra genial aportación a lo mejor de la música mundial. Y si Camarón sigue vivo en su leyenda, su digno sucesor, aunque siempre a años luz del astro de San Fernando, es el jerezano José Mercé. ¡Qué pedazo de cantantes! Arte puro sin renunciar a la fusión. No me gustan los purismos en el flamenco. Me encanta, por ejemplo, el cante medio moro de El Lebrijano. A quien no le guste el flamenco no sabe lo que se pierde.
La ópera es otra de mis pasiones. Al igual que el flamenco, es un tipo de música que sólo te gusta después de escucharla mucho sin entender, al principio, nada. Soy abonado al Liceu desde hace varias temporadas y tengo una buena colección de cedés y deuvedés. Mi compositor favorito es Verdi. Me gusta la ópera italiana en general. Y “La Traviata” es mi obra de cabecera. La he visto dos veces representada, una de ellas en el Liceu. ¡He visto también entera la tetralogía de Wagner!¡Vale la pena esperar cuatro horas para escuchar los cantos de las walkirias! Sí , hombre, el tema principal de Apocalipsys Now de Coppola.
Y si la ópera es de mi agrado, también lo es la música clásica. El concierto para piano de George Gerswing es mi pieza favorita. La escuche en el auditorio intepretada por el dominicano Michel Domingo, grandísimo intérpetre de jazz.
Y aquí enlazo con la música latina, si no las han visto vean “Calle 54” o “Buenavista Social Club”. En este zurrón meto desde el almibarado rock de Maná hasta el “quejío” heterodoxo de Diego el Cigala, los boleros de Antonio Machín y a Tito Puente y su banda. Juan Luis Guerra, Carlos Vives, Rubén Blades, Gato Pérez, Carlinhos Brown, Pablo Milanés. Todos ellos están en mi recopilatorio ideal.
Y no puedo hablar de mi música sin mentar a Serrat, que ocupa un capítulo entero. Siempre memorable en directo. Compositor de la mejor colección de canciones que ningún autor escribió nunca en la Península Ibérica.
Se acabó, no les doy más el peñazo. Solo decirles que ya tengo mis entradas para ver a Manolo García, el viernes 5 de septiembre en el auditorio del Fòrum y les dejo para comprarme las de Loquillo el 10 de septiembre...¡en el Auditori! Y acabo, cómo no, con la cita de una canción de José María Sanz (Loquillo) y Carlos Segarra (olé también por el directo de Los Rebeldes): “Qué difícil ser humilde cuando uno es tan grande”.

dilluns, 28 de juliol del 2008

Libros para las vacaciones

Llegan las vacaciones y tengo más tiempo de lectura, una de mis aficiones favoritas. Os descubro cuáles son mis gustos, qué voy a leer esta verano. Estoy acabando “Barcelona” del australiano Robert Hugues. Más que una historia de Barcelona es una muy documentada historia sobre Catalunya, con especial detenimiento en la evolución del arte. Está escrito como solo los anglosajones saben escribir sobre España: Paul Preston, Hugh Tomas o Ian Gibson. Tengo tres libros empezados, entre ellos “El juego del Ángel” de Ruiz Zafón, autor de la celebérrima “La sombra del viento”. La verdad es que me está gustando. Mi mujer y una amiga lo han acabado y no les ha agradado tanto como el anterior. A ver qué pasa cuando llegue al final.
Me he iniciado también en la lectura de las voluminosas memorias del político vasco Mario Onaindía, pieza clave de ETA durante el franquismo y líder de la izquierda democrática vasca después. Sobrevivió a un infarto, pero no pudo ganar al cáncer. Tuve la suerte de hablar con él una vez por teléfono. Fue para pedirle un artículo sobre la violencia en el País Vasco para la revista Endavant. Es uno de los políticos más interesantes del siglo pasado en España. Otras memorias políticas que me gustaron mucho fueron las de Jorge Verstrynge, o cómo pasar de ser secretario general de la derechista AP a ser militante de base del PSOE, y avalado por el mismísimo Alfonso Guerra.
Un libro que no me está gustando nada es el de Miquel Roca y su visión de la abogacía. La verdad es que lo suyo no es escribir. Porque tampoco son muy buenos sus artículos en La Vanguardia. Como político lo tengo en gran estima. Y como abogado no me cabe duda que debe ser excelente, pero como autor, no es que sea malo, escribe bien, pero, simplemente, no me interesa lo que dice.
Tengo tres libros que devoraré con especial fruición. Los últimos de Ferran Torrent, Baltasar Porcel y Sánchez Piñol, tres de mi autores preferidos en catalán. Más libros: “Desayuno en Tiffany`s” de Truman Capote, “Història del setge de Lisboa” de José Saramago , “El fill de l’acordionista” de Bernardo Atxaga, “La nacionalitat catalana” de Prat de la Riba o “Catalanisme federalista” de Miquel Iceta.Reeleré por primera vez en mi vida. Para empezar, el “Quadern gris” de Josep Pla. Como decía medio en broma, medio en serio a mis antiguos alumnos de “Història de la premsa a Catalunya” en el siglo XX hay tres grandes periodistas en catalán: Pla, Pla y Pla. Creanme, no exagero. También tengo en la lista “Si menges una llimona sense fer ganyotes”, en un ejemplar firmado por el autor, el genial Sergi Pàmies. Por último, me queda “Hotel tierra” de Sabino Méndez. El tipo de libro que me gustaría escribir algun día. Otro falso dietario como “El quadern gris”.
Tengo también para leer el último libro del norteamericano Philip Roth y uno de un conocido autor japonés cuyo nombre no recuerdo. Son parte del regalo que he escogido este año del Club 3C. Por último, y a falta de teatro en el escenario, tengo toda la obra de Shakespeare traducida al catalán. Seguro que caerán algunas.

Solidaridad catalana


Unidad y firmeza. Es lo que pido a todas las fuerzas vivas de Catalunya en relación a nuestras legítimas aspiraciones de tener una financiación más justa. Es más necesario que nunca que todos los partidos catalanistas se den la mano en un tema que es fundamental para el país. España ha de entender que lo que pedimos es posible y razonable. Si no, habrá un problema, y serio.
Sociedad civil, clases dirigentes, capas populares, todos a una. Hay un diagnóstico común sobre el principal mal que merma el potencial de crecimiento de Catalunya y sobre cuál es la solución al respecto. No pedimos privilegios. Pedimos la igualdad con otros territorios en el grado de bienestar de nuestros ciudadanos. Y creanme si les digo, con conocimiento de causa, que hay comunidades con programas sociales que los catalanes hoy no podemos financiar.
Y no es un problema de voluntad política. El actual gobierno de Catalunya tiene claro que lo prioritario es lo social. Pero hoy en día no nos llega el dinero para satisfacer todas las necesidades de nuestra población.
Yo no veo órdagos ni amenazas en los posicionamientos del president de la Generalitat. Si que veo la autoridad que otorga reclamar lo que es una necesidad flagrante. Haría bien el presidente Zapatero en tomarse muy en serio las propuestas de Catalunya. Lo advirtió Montilla en Madrid, si las justas demandas de Catalunya no son atendidas corremos el riesgo de la desafección de parte de la ciudadanía hacia el proyecto común de convivencia que es España. La inmensa mayoría de catalanes nos consideramos también españoles, pero me da la impresión de que hay en España más separadores que separatistas. No nos van amilanar los fuertes ladridos de una derecha que ni entiende ni quiere entender a Catalunya, ni los de parte de la izquierda española, que quiere disfrazar de solidaridad lo que en muchos casos es un privilegio adquirido gracias al esfuerzo de otros.

dijous, 24 de juliol del 2008

Vull que el senyor Puig em demani perdó


Han passat els dies, han sovintejat els comentaris públics, però el senyor Felip Puig només ha demanat perdó pels seus comentaris sobre el català del president de la Generalitat als seus companys de partit. Em sembla un fet vergonyós i com a ciutadà i com a catalanoparlant li exigeixo al senyor Puig una rectificació pública en tota regla.
Primer perquè és mentida. Òbviament no és perfecte, però el senyor Montilla parla un català més que correcte, més bo que el de molts destacats càrrecs de Convergència i Unió, com molt bé apuntava Pilar Rahola en un recent article seu. En segon lloc, perquè ha llençat per terra anys i panys d’esforços públics i privats per tal que el català esdevingui llengua d’ús social en tot àmbit i situació. Dir el que ha dit el senyor Puig acaba dissuadint molta gent d’atrevir-se a parlar la nostra estimada llengua.
A més, ho estem veient amb una qüestió tant delicada com ara el finançament. Ningú no pot dubtar que el president defensa Catalunya fins a les últimes conseqüències. Ho reconeix fins i tot el propi Jordi Pujol. Senyor Puig, vostè és una persona preparada i intel.ligent, faci cas dels bons consells dels seus companys Cullell i Alavedra, no vulgui competir amb el senyor Salvador Sostres, tant il.lustrat ell, en xenofòbia i barroeria. Perquè comentaris com el que va fer, torno a dir, a més de mentida fan molt malament al foment del valencià que parlem la gent del Principat. Per últim, senyor Puig i Godes, si el meu nivell lingüístic no arriba a ser del seu gust, disculpi’m si us plau. La meva sang és andalusa i la meva llengua materna és el castellà. Tot i així maldo cada dia per fer avançar la llengua pròpia del meu país, de la meva filla.

dimecres, 23 de juliol del 2008

Dos lágrimas


Quiero lanzar una lanza a favor de Diego El Cigala y su último disco: “Dos lágrimas”. Viene a ser la continuación artística del celebrado “Lágrimas negras”, considerado por el prestigioso New York Times como el mejor disco del año en su género. En su nuevo trabajo, el “cantaor” gitano abunda en su fusión de jazz, cante aflamencado y letras de bolero. Un cóctel en el que es muy difícil encontrar el justo punto si no se hace con el cariño y los medios con que se ha hecho este álbum.
Fui uno de los afortunados que pudo asistir al concierto en el Liceu de la gira anterior, cuando le acompañaba al piano el veterano Bebo Valdés, y tengo que decir que el Cigala dio una lección magistral de cómo sentir y transmitir en el escenario. Viene a cuento mi comentario porque nuestro país es muy prolijo últimamente en la celebración de festivales cuyo cartel está copado en su mayoría por grupos y solistas extranjeros. Me parece magnifico que el gran Springsteen sea capaz de llenar el Camp Nou dos conciertos seguidos. O que los Sex Pistols reaparezcan en buena forma, tal como nos explica Carles Torra en una crónica en este diario. Pero en unos tiempos en los que lo que prima en el orbe es la sociedad del conocimiento y en los que la hegemonía mundial se juega en buena parte en el ámbito de la cultura, sería bueno que diéramos el valor que se merecen nuestras músicas autóctonas. Con el flamenco como primer y principal producto exportable en castellano. Y “Dos lágrimas” no es un disco de flamenco, pero rebosa flamencura por todos sus poros.

dimarts, 15 de juliol del 2008

Barcelona, capital del musical


Celebro con alborozo que la ciudad de Barcelona albergue la temporada que viene hasta cinco musicales de gran formato. Pero me pregunto, ¿habrá pastel para todos? Yo creo que sí, si se hace bien. Todavía no somos, ni nunca seremos Broadway o Londres, pero sí podemos superar a Madrid, hasta ahora la capital española de los musicales. Es innegable que Barcelona se ha consolidado en los últimos años como un destino turístico de primera magnitud. Con un turismo, en muchos casos, de altísimo valor añadido. Ejemplos, muchos. En Paseo de Gracia encontramos las mismas marcas que en la Quinta Avenida de Nueva York, en los próximos dos años abrirán un buen ramillete de nuevos hoteles de cuatro y cinco estrellas, el puerto barcelonés se ha convertido en uno de los principales del mundo en número de cruceristas y son cada vez más los establecimientos de la ciudad en los que se puede disfrutar de una gastronomía de vanguardia, innovadora y mediterránea. Yo creo que junto a la marca que representa el Futbol Club Barcelona, cuyo potencial de explotación es mucho más grande que el rendimiento que actualmente obtiene el club y la ciudad de ella, los grandes musicales pueden ser un nuevo y potente foco de interés para fomentar un turismo de calidad. Ya sea franquiciados, adaptados o autóctonos, en Catalunya disponemos de suficiente talento y capacidad como para convertirnos en uno de los referentes mundiales del musical. Hay teatros preparados, buenos actores y mejores musicos, y empresas valientes que apuestan por hacer producciones de gran factura. Sólo falta un detalle, para atraer público extranjero deberían ser los espectáculos preferentemente en inglés. Espero por el bien del público y de nuestra economía, que mis vaticinios se hagan realidad.

dimarts, 8 de juliol del 2008

Ser normals


Aquests darrers dies aquelles persones que ens sentim catalans i espanyols a la vegada, que som la gran majoria dels que vivim a Catalunya, hem gaudit sense complexos del gran triomf de la selecció espanyola de futbol al Campionat d’Europa. La contribució dels jugadors de casa nostra a aquesta lluïda victòria ha estat decisiva, i això també és motiu d’orgull pels catalans. És absolutament compatible el sentir-se catalanista amb el fet de pertànyer a una Espanya plural, moderna i democràtica. A més, em sento reconfortat després de veure com el president del Govern espanyol defensa en públic el model d’immersió lingüística català contra els furibunds atacs de l’anomenada Brunete mediàtica. I estic convençut que l’Estatut es complirà com a llei que és i que el nou finançament autonòmic serà bo per Catalunya. Perquè no demanem privilegis, demanem només un tracte just pel nostre país.Perquè si bé és veritat que no sempre Espanya ens ha tractat com ens mereixem els catalans. Bona prova d’això és la poca inversió estatal en infraestructures durant massa anys. No és menys veritat que a vegades ens mirem massa el melic i no ens adonem que la resta de comunitats també milloren. I Catalunya necessita per avançar consens en aquells temes que són capitals. No ens convé la quimera d’un estat independent però tampoc un encaix dolent en l’Estat espanyol. L’aprovació del nou Estatut és el millor exemple de que quan ens posem d’acord els catalans tenim l’empenta necessària per anar cap endavant.