dimecres, 23 de juliol del 2008

Dos lágrimas


Quiero lanzar una lanza a favor de Diego El Cigala y su último disco: “Dos lágrimas”. Viene a ser la continuación artística del celebrado “Lágrimas negras”, considerado por el prestigioso New York Times como el mejor disco del año en su género. En su nuevo trabajo, el “cantaor” gitano abunda en su fusión de jazz, cante aflamencado y letras de bolero. Un cóctel en el que es muy difícil encontrar el justo punto si no se hace con el cariño y los medios con que se ha hecho este álbum.
Fui uno de los afortunados que pudo asistir al concierto en el Liceu de la gira anterior, cuando le acompañaba al piano el veterano Bebo Valdés, y tengo que decir que el Cigala dio una lección magistral de cómo sentir y transmitir en el escenario. Viene a cuento mi comentario porque nuestro país es muy prolijo últimamente en la celebración de festivales cuyo cartel está copado en su mayoría por grupos y solistas extranjeros. Me parece magnifico que el gran Springsteen sea capaz de llenar el Camp Nou dos conciertos seguidos. O que los Sex Pistols reaparezcan en buena forma, tal como nos explica Carles Torra en una crónica en este diario. Pero en unos tiempos en los que lo que prima en el orbe es la sociedad del conocimiento y en los que la hegemonía mundial se juega en buena parte en el ámbito de la cultura, sería bueno que diéramos el valor que se merecen nuestras músicas autóctonas. Con el flamenco como primer y principal producto exportable en castellano. Y “Dos lágrimas” no es un disco de flamenco, pero rebosa flamencura por todos sus poros.