divendres, 30 de maig del 2008

Perrea, perrea


"Como mecen las olas la orilla del mar…". ¿Quién no se funde al escuchar "Gwendolyne"? Ya sé que Julio Iglesias no se reconoce en sus comienzos. Pero a mi me gusta su voz de hace años, no la de ahora. ¿Hoy qué tenemos? El chiki-chiki. Muy gracioso, pero musicalmente nefasto. Hay una crisis de creatividad tremenda en la música desde hace demasiados años.
En los años 60 se hacía muy buena música en España. Había buenos compositores, mejores cantantes, conjuntos como Dios manda. Oh, el Chaval de la Peca, su público maravilloso, sus fans de verdad, le estaremos eternamente agradecidos por haber rescatado del olvido un buen puñado de magníficas canciones. Sus versiones de "Mi carro" de Manolo Escobar o de "Flamenco" de Los Brincos son, por ejemplo, insuperables. Podríamos hablar de Los Chichos, Los Amaya, Los Sirex, de miles de grupos y solistas.
Lo que pasa es que denostamos por sistema todo aquello que se situa cronológicamente en el franquismo. Craso error. Ni la copla, ni los toros, ni la selección española de futbol son reliquias del pasado. Son símbolos de la mejor España. Lo dice un catalanista nada sospechoso de españolismo (ideología, por otra parte, muy lícita). Sí señor, alguien tiene que decirlo en voz alta, y también me gusta la paella (la de Can Majó, ojo), los chiringuitos de la playa (qué cerveza más rica) y la canción del verano (perrea, perrea)