dijous, 15 de maig del 2008

Israel sí, violencia no



Son de sobras conocidas la simpatías que Pilar Rahola profesa por la causa del Estado de Israel. Sus argumentos son de peso y su pluma es afinada. En buena medida estoy de acuerdo con sus planteamientos. Yo también estoy a favor de la existencia de un Estado judío y de una buena convivencia de éste con sus vecinos árabes. Lamentablemente la realidad es otra. No me cabe la menor duda de que grupos como Hamas o Hezbollah practican el terrorismo. Pero que determinadas organizaciones del integrismo islámico ataquen a los israelís o que cuestionen la propia existencia de Israel no es patente de corso para que el ejército israelí ejecute desproporcionadas represalias contra la población civil palestina. ¿Qué horizonte de futuro tienen los miles y miles jóvenes de Gaza? Necesitan una esperanza o si no seguirán abrazados al fundamentalismo. Se ha acusado de "buenista" la iniciativa de José Luis Rodríguez Zapatero de impulsar una alianza de civilizaciones. ¿Qué es más seguro para el mundo, que siga el diálogo de sordos entre Occidente y buena parte del islam? Turquía tiene y puede tener un papel fundamental en la solución de uno de los más grandes problemas que afectan a la humanidad. Tiene un gobierno que es un remedo de democracia cristiana en versión islámica, qué ojalá siga dando estabilidad política al país, tiene buenas relaciones con Israel y es socio fiel de la OTAN. Si son capaces de dar una salida al problema kurdo, si se respetan los derechos humanos, si laicos y religiosos llegan a un punto de equilibrio, si Europa es suficientemente generosa como para admitir a Turquía en la Unión, la nación turca puede ser la punta de lanza de una solución definitiva para el polvorín de Oriente Medio. No se puede aplazar más una paz de los valientes. Desde Occidente podemos y debemos hacer más de lo que estamos haciendo.