divendres, 9 de maig del 2008

Carta abierta al compañero Felipe


Estimado presidente, desde el respeto y la admiración que te profeso, como militante socialista que soy, me atrevo a discrepar públicamente de ti en un tema que para mi, como catalán, es fundamental. La prensa se ha hecho amplio eco de unas declaraciones tuyas en las que venías a decir que las medidas contra la desaceleración económica tienen prioridad sobre el establecimiento de un nuevo sistema de financiación autonómica. Para los catalanes, el cumplimiento del calendario sobre la financiación establecido en el Estatut es fundamental. El motor de Catalunya necesita más gasolina o si no el fantasma de la desafección, como bien advirtió el president Montilla hace unos meses, puede ser algún día realidad. Yo, no lo deseo. A mi siempre me han dado más miedo los separadores que los separatistas. El histórico resultado de ERC hace dos legislaturas no hubiera sido posible sin la colaboración necesaria de Jose María Aznar.
Recuerdo que en su momento llegaste a decir en un mitin que entendías perfectamente ese sentimiento transversal que mucha gente llamamos catalanismo. Supongo que las circunstancias políticas te abrieron los ojos y comprendiste mejor la realidad política catalana cuando los votos de CiU te fueron necesarios para gobernar. No puedes quejarte de la actitud del PSC en aquel momento. Una lealtad federal a prueba de bomba, a pesar de la obligada contemporarización con los que eran y son los principales adversarios políticos del socialismo catalán. A pesar de lo que diga la Brunete mediática los catalanes ni somos insolidarios ni atamos los perros con longanizas.
Veinte años de gobiernos conservadores han dejado a Catalunya en una situación complicada. Y la realidad dice que hay más de siete millones de ciudadanos que demandan cada vez más y mejores servicios a la Generalitat.
Yo, que mis cuatro abuelos eran andaluces, frecuento todos los veranos una tierra que también siento mía. He comprobado como, con los años, el esfuerzo redistributivo del Estado combinado con la buena acción de gobierno de Manuel Chaves han hecho de Andalucía una comunidad cada vez más próspera, con buenos servicios públicos y que, en menos tiempo del que piensan muchos, será financieramente autosuficiente. Yo soy funcionario de la Generalitat, amigos míos que los son de la Junta tienen un sueldo similar al mío, pero un poder adquisitivo mayor. Yo he comprobado "in situ" la calidad de la atención residencial a los mayores, la rapidez de unos servicios sanitarios urgentes modélicos, el auge de un turismo cada vez de más calidad o la dignidad de las promociones de vivienda pública que se hacen en Andalucía. Entonces pienso en Catalunya, en los muchos barracones que todavía quedan en las escuelas públicas, en como los hospitales del ICS se "caen a trozos" después de veinte años sin mantenimiento, en como los jóvenes no pueden vivir en Barcelona y su área metropolitana porque el precio de los pisos se parece más al de Toquio que al de Sevilla o en como inmigrantes y autóctonos "compiten" por una ayudas públicas que no pueden ser infinitas.
Los catalanes pedimos lo que es justo, lo que necesitamos. El Govern de la Generalitat anuncia que la suya, es una propuesta razonada y razonable. Porque política es dinero y no buenas palabras. Compañero Felipe, no nos salgas jacobino a estas alturas. Tuyo afectísimo.