dilluns, 25 de febrer del 2008

Integración de Serbia en Europa

La independencia de Kosovo ha vuelto a poner de manifiesto las enormes dificultades que hay para equilibrar el complicado tablero geo-político de la antigua Yugoslavia. Para fortuna de sus habitantes la OTAN desplegó un fuerte operativo en la antigua provincia serbia que evitó la reproducción de episodios de genocidio como los que se dieron en la terrible guerra de Bosnia. En aquel momento, asistimos impotentes a que en el corazón de Europa se reprodujera el peor de los crímenes contra la humanidad. La experiencia del nazismo no significó el fin definitivo del horror en el viejo continente.¿Qué futuro les espera a los serbios? ¿Fue razonable permitir la secesión de un territorio minúsculo como es Montenegro sentando un precedente para un nuevo minifundismo estatal?¿Asistirá impasible la comunidad internacional a un nuevo ejercicio de autodeterminación de, por ejemplo, la minoría húngara de Serbia? ¿Dejaremos que el neocolonialismo del autoritario Putin campe a sus anchas en su antiguo "protectorado"?No habrá una paz definitiva si Serbia no recibe un trato justo de la Unión Europea. No podemos confundir la existencia de criminales de guerra, que han der ser detenidos y juzgados, con acusar a todo un pueblo de cometer crímenes contra la humanidad. Entre nosotros viven muchos serbios, y no son de ninguna manera crueles y sedientos asesinos. Son personas normales que buscan lo mejor para su pueblo y nada más. Por fortuna ganó el candidato prooccidental en las recientes elecciones presidenciales. Lo cual no quiere decir que casi la mitad del electorado, la que votó al candidato radical, esté dispuesto a recuperar por la fuerza el territorio que, dicen, es la historia de la nación serbia. Es más bien un voto de protesta por la condiciones de vida dificiles en lo que en su tiempo fue el corazón del sueño paneslavo de Tito. Probablemente habrá que dejar pasar una generación para que los lazos naturales entre los diferentes estados de la antigua Yugoslavia florezcan por pura lógica. Demasiado odio y demasiado reciente ¿Qué se parece más a un serbio? Sin duda, un croata. Seamos los europeos inteligentes y atraigamos a los restos de la antigua Yugoslavia de una manera pronta y efectiva, generosa. Si no, el enfermo serbio amenaza con ser una nueva pesadilla en una Europa unida por una arquitectura todavía frágil. El ejemplo de la pujante Eslovenia nos muestra cuál es el camino a seguir.